viernes, 29 de julio de 2011

Ingeniería Aqueménida VI. El canal de Athos.

Durante la campaña de Jerjes contra Grecia, el monarca Aqueménida quería que sus fuerzas entraran en Grecia por el istmo del Monte Athos. Ante la turbulencia de sus corrientes, que eran demasiado fuertes y donde ya Darío, en el año 492 a.C.,  había perdido unas 300 naves al mando de Mardonio, el rey mandó excavar un canal en el año 480 a.C. que cruzara el istmo para evitar tener que rodear el cabo. Con una numerosa mano de obra y diversos expertos en la construcción de canales, los hombres de Jerjes apenas tardaron seis meses en concluir el proyecto. El canal es debidamente descrito por Heródoto y mencionado por Tucídides. Durante bastante tiempo los historiadores han cuestionado si el monarca Aqueménida construyó realmente este canal, aunque la investigación arqueológica ha demostrado recientemente su definitiva existencia. Según la narración de Heródoto, Jerjes confió la creación del canal a Artaqueas y a Bubares, dos persas de alto rango, y aunque poco antes del final de la obra Artaqueas cayó enfermo y murió, algo que se consideró como un gran desastre y como un mal presagio, el canal fue completado.

Heródoto describe la realización de los trabajos y da detalles prácticos, como hace habitualmente: primero analiza el rumbo del canal y, a continuación, describe como el canal era trabajado en segmentos por grupos de trabajadores de diferente etnia. El historiador da detalles precisos de la dificultad de la obra, donde el canal estuvo a punto de derrumbarse al inicio de la obra. Heródoto indica lo siguiente:

Y he aquí que como los primeros habían sufrido un descalabro al circunnavegar el Athos, desde hacia aproximadamente tres años se hacían preparativos relacionados con el Athos. En efecto, las trirremes estaban en Elayunte del Quersoneso, y partiendo de allí componentes de toda procedencia del ejército hacían un canal a golpes de látigo, y con regularidad llegaban relevos; y también lo excavaban los que habitaban en el Athos. Bubares, el hijo de Megabazo, y Artaqueas, el de Arteo, varones persas, estaban al frente de la obra. Por cierto, es el Athos una montaña grande y renombrada, que se extiende hasta el mar, estando habitada por hombres; donde la montaña acaba en el continente, es de forma peninsular y hay un istmo como de doce estadios: se trata de una llanura y unas colinas no elevadas desde el mar de los acantios hasta el mar que está enfrente de Torone. Y en ese istmo en el que termina el Athos está situada una ciudad helénica, Sane; y las que están situadas más allá de Sane y dentro del Athos, las que en esta ocasión el persa intentaba hacer insulares en vez de continentales, son las siguientes: Dión, Olofixo, Acrotoo, Tisos y Cleonas.

Y los bárbaros, tras repartirse por pueblos el territorio, hacían la excavación del modo siguiente: habiendo trazado una línea recta por la ciudad de Sane, cuando el canal se hizo profundo, los situados en los más hondo excavaban, otros pasaban la tierra que continuamente se excavaba a otros situados más arriba sobre escalones, y éstos, recibiéndola, a su vez a otros, hasta que llegaban a los que se hallaban arriba del todo. Estos  últimos la sacaban y la tiraban fuera. Pues bien, excepto a los fenicios, a los demás, al venirse abajo los muros del canal, les causaban un doble trabajo, pues como daban las mismas medidas a la apertura de arriba que a la de abajo, tenía que sucederles una cosa así. Los fenicios, en cambio, dan pruebas de sabiduría en los demás trabajos y ciertamente también es éste: en efecto, después de haber obtenido en el sorteo la parte que les correspondió, excavaron la apertura superior del canal haciéndola el doble de lo que debía ser el canal mismo y, según avanzaba su trabajo, la fueron progresivamente estrechando: así pues, llegó al fondo y su obra era igual a las demás.

Según yo concluyo al hacer mis conjeturas, Jerjes ordenó hacer ese canal por orgullo, queriendo demostrar su poderío y dejar algo digno de recuerdo: pues siendo posible, sin tomarse ningún trabajo, arrastrar las naves a través del istmo, ordenó excavar un canal en el mar de una anchura tal que dos trirremes pudieran navegar conducidas a la par. Y a los mismos a quienes había ordenado el canal, les ordenó también que, uniendo una orilla con la otra, pontearan el río Estrimón (Heródoto, VII, 22-24).

En la actualidad, el canal, enterrado bajo siglos de sedimentos y aluviones, es detectable en el suelo, así como por medio del uso de la fotografía aérea, lo que nos demuestra que la estructura es una prueba notable de la estrategia militar, de la fuerza de trabajo y de la ingeniería civil desarrollada por los Aqueménidas. Se encuentra entre las aldeas de Nea Roda, al norte, y Tripiti, al sur. Investigaciones realizadas desde 1991 por geofísicos y arqueólogos británicos y griegos revelaron las dimensiones y la alineación exacta del canal. La obra tenía una longitud de dos kilómetros y una anchura de 30 metros, con una profundidad máxima de 15 metros. Las excavaciones arqueológicas han demostrado que el trabajo fue terminado, aunque fue abandonado inmediatamente después de su uso efímero por el monarca Aqueménida, y que su cerramiento fue casi inmediato como así lo confirma el análisis de los sedimentos.


La fotografía aérea muestra la península de Athos. En la parte superior de la imagen, se pueden observar los restos del canal como una línea oscura de vegetación entre los dos puntos rojos. En la entrada occidental del canal (a la derecha de la imagen), hay una colina, y es probablemente que sea esta la tumba de unos de los responsables de su construcción, Artaqueas.

 
Mapa de la Calcídica

Mapa del Monte Athos

Bibliografía específica:
ISSERLIN, B. S. J. 1994. The Canal of Xerxes on the Mount Athos Peninsula, Annual of the British School at Athens 89, pp. 277-284.
MÜLLER, D. 1987. Topographischer Bildkommentar zu den Historien Herodotos, Tübingen.

1 comentario:

  1. Excelente información, da gusto ver como se reconocen estos grandes trabajos de los aqueménidas .

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